Empoderar a los no bancarizados con criptomonedas: una nueva era de inclusión financiera

En un mundo cada vez más digital, las criptomonedas están ganando terreno como una herramienta poderosa para remodelar las finanzas globales. A medida que presenciamos su creciente influencia, es esencial destacar un problema importante que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo: la exclusión financiera. En 2021, 1.400 millones de adultos en todo el mundo estaban excluidos de los servicios financieros básicos debido a barreras geográficas, económicas o sociales. Esta exclusión les impide acceder a recursos esenciales como crédito, cuentas de ahorro, seguros y sistemas de pago que la mayoría de la población da por sentados.

En RedotPay, creemos que la inclusión financiera es un derecho humano fundamental. La falta de acceso a servicios financieros básicos no solo obstaculiza la acumulación de riqueza personal, sino que también sofoca las oportunidades de un desarrollo económico más amplio. Al abordar estas barreras, RedotPay tiene como objetivo empoderar a las poblaciones no bancarizadas y desatendidas a través de soluciones innovadoras que aprovechan las criptomonedas.
El estado actual de la población no bancarizada
Definición y demografía de los no bancarizados

El término "no bancarizado" se refiere a las personas que no tienen acceso a los servicios bancarios tradicionales, como cuentas corrientes o de ahorro. Esta población suele recurrir a servicios financieros alternativos, como préstamos de día de pago o servicios de cambio de cheques, que pueden resultar costosos y abusivos. Según el Banco Mundial, aproximadamente 1.400 millones de adultos en todo el mundo están clasificados como no bancarizados, con una concentración significativa en las regiones en desarrollo, en particular en África subsahariana, el sur de Asia y partes de América Latina. La demografía de la población no bancarizada es diversa: incluye personas de bajos ingresos, residentes rurales, inmigrantes y comunidades marginadas que enfrentan barreras sistémicas a la inclusión financiera.
Barreras para acceder a los servicios bancarios tradicionales

A pesar de la importancia reconocida de la inclusión financiera, numerosas barreras impiden que las personas no bancarizadas accedan a los servicios bancarios tradicionales. Estos obstáculos se pueden clasificar en varias áreas clave:
Alfabetización financiera limitada

Una barrera importante para el acceso a la banca es la falta de alfabetización financiera entre las poblaciones no bancarizadas. Muchas personas no están familiarizadas con conceptos financieros básicos, como la elaboración de presupuestos, el ahorro y la inversión. Esta falta de comprensión puede generar aprensión a la hora de interactuar con instituciones financieras formales. Sin una educación adecuada sobre cómo funcionan los sistemas bancarios o los beneficios de tener una cuenta bancaria, muchas personas pueden sentirse abrumadas o intimidadas ante la perspectiva de abrir una cuenta.
Infraestructura bancaria insuficiente

En muchas regiones, especialmente en las zonas rurales, la presencia física de los bancos es limitada o inexistente. Esta infraestructura bancaria insuficiente dificulta que las personas accedan a servicios esenciales como abrir cuentas u obtener préstamos. En algunos casos, las personas pueden tener que viajar largas distancias para llegar a una sucursal bancaria, lo que puede llevar mucho tiempo y ser costoso. Además, en las zonas donde hay bancos, los horarios de atención pueden no coincidir con los horarios de las personas que trabajan, lo que complica aún más el acceso.
Altos costos de los servicios bancarios

Los costos asociados con los servicios bancarios tradicionales también pueden servir como un elemento disuasorio para las poblaciones no bancarizadas. Las tarifas por mantenimiento de cuentas, sobregiros y uso de cajeros automáticos pueden acumularse rápidamente, lo que hace que la banca sea inasequible para las personas de bajos ingresos. Además, los requisitos de saldo mínimo pueden excluir a quienes no pueden cumplir con estos umbrales del acceso a los servicios bancarios básicos. Como resultado, muchas personas optan por servicios financieros alternativos que pueden parecer más accesibles, pero que a menudo tienen tarifas más altas y condiciones menos favorables.

Por ejemplo, los prestamistas de día de pago son una alternativa común utilizada por quienes no pueden acceder a los servicios bancarios tradicionales. Estos servicios ofrecen préstamos rápidos, a menudo sin verificación de crédito, lo que los hace aparentemente atractivos para las personas que necesitan efectivo con urgencia. Sin embargo, los préstamos de día de pago tienen tasas de interés extraordinariamente altas, a veces superiores al 400% anual, lo que los convierte en una opción costosa para quienes no pueden pagar el préstamo en su totalidad a tiempo.

De manera similar, los servicios de cambio de cheques, que permiten a las personas cobrar cheques sin una cuenta bancaria, a menudo cobran tarifas elevadas, a veces hasta el 3-5% del monto total del cheque, que pueden acumularse rápidamente con el tiempo. Si bien estos servicios brindan soluciones a corto plazo, a menudo atrapan a las personas en un ciclo de deuda debido a sus tarifas exorbitantes y condiciones desfavorables.
Falta de confianza en las instituciones financieras

La discriminación y explotación históricas por parte de las instituciones financieras han fomentado una desconfianza profunda entre muchas personas no bancarizadas. Las comunidades que han enfrentado injusticias sistémicas, como las minorías raciales y las poblaciones de bajos ingresos, a menudo albergan escepticismo hacia los bancos debido a experiencias pasadas de prácticas crediticias predatorias o políticas discriminatorias. Esta falta de confianza puede disuadir a las personas de buscar servicios financieros y llevarlas a